El amor de Ejaaz Haniff por el arte comenzó cuando era niño en Guyana, después de descubrir una caja de crayones; cada color inspiraba una emoción diferente. Ahora, radicado en Canadá, sigue desarrollando su pasión creativa en la adultez.
Con infinitos colores y las formas, sus obras encarnan un diseño minimalista y reconfortante. Utilizando pintura acrílica y audaces elementos gráficos digitales, sus patrones son cohesivos y continuos.
Su arte es brillante y divertido, con una mezcla de texturas que da vida a su trabajo.
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